Nuestra vida transcurre en un mundo complejo…“Somos” en un entretejido dinámico, siempre cambiante… ¿Cómo seguir entrelazándonos armónicamente, con qué hilos contamos para tejer el curso de nuestra vida? ¿Qué entendemos por “reserva humana”?
El mundo humano es complejo: complejidad de vínculos, de entramados de signicados y de signicantes, de múltiples fuerzas que nos gobiernan en distinto sentido, diversos universos de discurso y de tramas temporales. Debemos funcionar en consonancia: se requiere de la exibilidad, la plasticidad neuronal, emocional, corporal, para armar el propio mundo, renovar permanentemente el tejido, enlazado, sin tironeos, sin cortes, por el
contrario, seguir entretejiéndose con nuevos hilos y nuevos colores.
En síntesis, una vida de riqueza representacional y abierta a la complejidad, a la incertidumbre, a la uctuaciones, al desorden y a pensamientos no lineales, capaz de soportar frustraciones, desilusiones, cuestionamientos y autocuestionamientos, de realizar un trabajo psíquico de anticipaciones y resignicaciones a lo largo del curso vital.
Estas serán las condiciones psíquicas que se podrán ir construyendo en el curso de la vida como antídotos que harán soportables las
adversidades a n de no quebrarse.
Somos una red psico-neuro-inmuno-endocrina, red neuronal y red de lenguaje, con redes de vínculos, en el vector temporal de la historia, en continua transformación, de modo tal que el sujeto ya no es ese que limita su piel. Su mente y su ser están en un espacio virtual, En el entretejido dinámico, siempre cambiante.
Para poder entender cómo se va armando una demencia, un envejecimiento patológico o normal, situaciones de maltrato, lo deberemos hacer desde este entramado, no lo entenderemos nunca estudiando por separado las neuronas o el contexto cultural y familiar o la herencia genética o la personalidad previa o los esquemas de pensamiento.
De modo que, a partir de este paradigma complejo del sujeto humano y su envejecer, no nos conformaremos con que el sujeto logre ser
longevo, satisfecho de su vida, con “éxito” y logros renovados, sino que incorporaremos además la perspectiva de su contexto de vínculos.
Que su longevidad haga feliz a otros, que también sean normales los intercambios el dar y recibir. Que el éxito no esté en lograr un cerebro exitoso (lo que llevará a desesperarse ante la mínima pérdida de memoria), un bolsillo exitoso (ilusión que no compensará otras pobrezas), una piel o un cuerpo exitoso (camino del autoengaño).
La propuesta consiste en reemplazar el camino al éxito (propuesta simplicadora y engañosa) por un trayecto hacia la sabiduría o,
en otros términos, como devenir un ser humano en el curso de nuestra vida.
Dra. Graciela Zarebski
Psicogerontóloga.
De “El futuro se construye hoy»
